jueves, 24 de enero de 2008

silencio

por primera vez pasé un día completo sin pronunciar una sola palabra. Coetzee me hizo darme cuenta de ello. el hecho de que fuera alguien más quien lo notó (lo escribió, pues refiriéndose a sí mismo, da igual), me hizo pensar que quizás sólo fuera la primera vez que era consciente de ello. pero no. siempre había vivido con alguien, los padres, los compañeros de piso que entraban a mi habitación a cualquier hora botella en mano o no... siempre viajé con alguien, con él, con ellos, contigo... y ahora, que tampoco estoy totalmente sola, es como si lo estuviera. los tres prestamos atención a los rechinidos de las puertas, a los pasos del otro para no encontrarnos en la cocina. el caer del agua es señal de que hay que permanecer en la habitación hasta que se detenga. una puerta que se abra y otra se cierre. hay que estar alerta, salir cuando el lobo no está, cuando no hay moros en la costa. y así es como se produjo, un domingo cualquiera. ni una palabra.

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