martes, 30 de marzo de 2010

Trabajando un día particular

Para alguien como yo que se perdió a Marcello Mastroiani y a Sophia Loren en Una giornata particolare, esta obra dirigida y actuada por Giménez Cacho y Laura Almela es una bellísima muestra de las posibilidades del teatro mexicano contemporáneo. Y si hubiera visto la película de Scola, seguramente opinaría lo mismo.

Un pájaro enjaulado huye del departamento de Antonietta y llega al de Daniele. Ella va a buscarlo y él abre la ventana (que está dibujada con gis) borrando una línea en la pared y dibujando una nueva. Llama al ave imaginaria ofreciéndole alpiste imaginario y la capturan. De este modo comienza una relación-amistad-romance de un solo día en el que se bebe café, se tiende la ropa y se desvela la realidad de dos personas solitarias durante el fascismo italiano.

Antonietta piensa que un hombre sólo es hombre si es esposo, padre y militante del partido; Daniele no es ninguna de las tres cosas. Piensa también que su existencia está justificada por su marido y sus hijos, que es perfecta. Pero entonces por qué corre a los brazos de este desconocido que no sabe qué hacer con una mujer.

Cuando suena el teléfono Daniele corre a trazarlo con unas cuantas líneas, si hay que arreglar una lámpara primero debe dibujarla y, en fin, los actores crean con escaso presupuesto y mucho talento una hermosa puesta en escena hecha de tiza y secretos.